Agradecimiento del Viernes Santo, 18 de abril de 2025

El amor y la gracia de Jesús, quien derramó su sangre por mí, sin ningún mérito ni cualificación por mi parte, son asombrosos. Cuanto más lo pienso, más me maravillo. Él, que no tenía ninguna relación conmigo, se convirtió en mi compañero al elegirme como su hijo que cree y sigue a Dios; esto es, en verdad, mi mayor agradecimiento en la vida diaria.

Otros agradecimientos incluyen a mi familia, la comunidad de la iglesia y el hecho de poder vivir una vida estable en el extranjero. A veces discutimos y nos lastimamos, pero al final, en la fe y la creencia, Dios sana las relaciones rotas y las heridas del corazón.

Estoy compartiendo un cuaderno de meditación con una persona estimada. Cuando me lo propusieron, solo tenía dudas: ¿Podré hacerlo yo, que no tengo ningún conocimiento bíblico? Pero al compartirlo diariamente y al intercambiar nuestros pensamientos, he descubierto otra faceta de mí mismo, y eso también es motivo de agradecimiento.

De hecho, últimamente tengo una profunda preocupación y esperanza. No puedo asegurar que se hará realidad en mi vida futura, pero si hay voluntad de Dios en ello, mi vida podría cambiar completamente. Para prepararme para ese momento, o más bien, necesito profundizar en mis patrones de vida diarios.

La verdad es que no sé qué se me da bien además de la música, ni qué quiero hacer. Pero lo que sí es cierto es que, como ahora, puedo expresar mis sentimientos, circunstancias y situación con total confianza a través de la escritura. No sé qué poderosa arma se convertirá en el futuro, pero me gustaría que sirviera como motor y trampolín para el día que llegará.